En cuanto puse un pie en el estacionamiento del instituto, me vio rodeada. Todo el mundo estaba allí, mis amigos, a quienes no había visto desde finales de junio. Uno a uno acepté los abrazos de bienvenida del grupo.
Caroline, que estaba en el grupo, estaba cambiada, más alta supuse... resultaba más sensual y ahora parecía una modelo de Vogue. Ella me recibió con frialdad y dureza. Bonnie no había crecido en absoluto, su rizada cabeza apenas me llegaba a la barbilla, me di cuenta de eso cuando corrí y me arrojé a su cuello... Un momento... rizos?, pensé mientras apartaba a Bonnie
- Bonnie ¿Qué le has hecho a tu cabello? pregunté
- Te gusta?- preguntó - Creo que me hace parecer más alta- sonrio
Seguí saludando, me fui directo donde Meredith
–Meredith. No has cambiado nada- dije abrazándola con gran cariño.
Había echado de menos a Meredith más que a nadie, me dije a mi misma mientras la miraba. Llevaba maquillaje, se veía hermosa, aunque con su perfecta tez y sus espesas pestañas negras, no lo
necesitaba.
-Bueno,
tus cabellos son dos tonos más claros debido al sol... Pero ¿dónde está
tu bronceado? Creía que te estabas dando la gran vida en la Costa Azul.- preguntó Meredith
-Ya sabes que nunca me bronceo-respondí mientrás le enseñe mis manos para que las inspeccionara y se serciorara de que era cierto lo de mi efecto ante el sol, parecia como si no hubiese salido de casa pense
—Sólo un minuto; esto me recuerda algo —dijo Bonnie mientrás me agarraba las manos—. ¡Adivina qué aprendí de mi prima este verano! —Antes de que nadie pudiera hablar, ella misma comunicó triunfal—: ¡A leer las manos!
Se escucharon risitas de la multitud auqnue no les tome la mayor atencion.